He estado enamorada tantas veces. he entregado mi corazón sin reparos, mi cuerpo y alma a alguien quien creo merecedor de todo lo que soy yo. Pero, así como me he enamorado, también me he desenamorado. Sin esperarlo, sin predecirlo, sin quererlo. Un día despierto y me doy cuenta de que el amor ha salido por la ventana y no ha vuelto a tocar mi puerta. ¿Cómo es que ya no siento amor por la persona que amé ayer?
Ayer estaba amando, amando con mi corazón desbordado, amando sin detenerme a pensar si es demasiado, si es lógico, o si es real. Pero hoy, hoy ya no siento lo mismo, ¿se me acabó el amor?
Yo no quería dejar de amar, eso me hacía sentir real, yo quería seguir derramando mis sentimientos, como si estos no tuvieran fin. Pero, al parecer, lo tenían, porque un día me quedé sin ellos, agotados como una caja de jugo vacía que uno tira a la basura. Me he quedado sin amor.
Todo lo que creí real un día, ya no lo es. Cada declaración, cada caricia, cada beso, ¿fue real?
Mi corazón yace vacío en la esquina de una calle vacía, donde nos despedimos la última vez que nos vimos. No podía seguir fingiendo que todo estaba bien, cuando ya no tenía amor para dar. Tus caricias se sentían incorrectas, tus besos clavaban como dagas en mi corazón, tus palabras no llegaban a ningún lado. Mi corazón ya no estaba. No había nada para dar. Nada para devolver.
Mi amor fue real, pero mi desamor lo fue también. Así como una brisa en primavera me enamoré, de unos ojos, de unos labios, de unas manos, de ti. Así como una tormenta en invierno me desenamoré, de unas lágrimas, de unas palabras, de unos puñales, de ti.
Amar duele, pero dejar de amar duele más. No lo elegí, quizás no tenía ninguna otra opción, más que dejarlo ir. Y lo solté, te solté. No había nada más para mí, no había nada más para ti. Y nos volvimos dos extraños.
Nos enamoramos y nos desenamoramos. Volvió el invierno, pero pronto vendrá la primavera.
He elegido al amor, entregando todo mi corazón, pero, es el desamor, quien me ha escogido. Con un corazón vacío, sostengo en mi mano los botones de flores que han crecido en vano. Afuera llueve con afán, el cielo llora con dolor de haber perdido a un corazón por el desamor.